sábado, 12 de marzo de 2011

Hoy, cosas que odio.




  1. Tener que dar explicaciones. 
  2. Que las chicas perfectas digan que son feas solo para que les recuerden lo guapísimas que son.
  3. Comerme las uñas.
  4. McDonalds, Burger King y derivados.
  5. Hablar con mis padres.
  6. Tener que hacerme la cera.
  7. Tener siempre los dedos fríos.
  8. Que me digan lo que tengo que hacer.
  9. No tener capacidad de concentración.
  10. A la jefa de estudios.
  11. Ala directora.
  12. Al sistema educativo.
  13. El francés.
  14. Que Séphora tenga unos precios tan sumamente altos.
  15. Los zapatos de tacón.
  16. Tener que fingir que todo va bien cuando realmente no es así.
  17. Mi capacidad para perdonar tan fácilmente. 
  18. El reggaetón, el flamenco y a Camarón.
  19. Que la gente no sepa escribir correctamente. 
  20. Mentir.
  21. Que la sociedad etiquete a las personas. 
  22. La hipocresía de mis padre.
  23. Y unas mil quinientas cosas más. Buenas noches. 

jueves, 10 de marzo de 2011

Espasmos de pereza.

Al llegar inhalé el aroma que aquel lugar me proporcionaba, caminando entre sus calles de fina piedra. Seguí uno de los caminos rectos sin ser interrumpida, ya que a las tres de la madrugada, todo el mundo yacía durmiendo. Me encontré con una pastelería, dos o tres casas adosadas, una boutique, un inmenso roble y una farmacia, todo construido de una manera hogareña y discreta. Pensé que aquel lugar, era como en un cuento de hadas pero, había algo que no entendía. Yo iba vestida con unos pantalones vaqueros rasgados, una camiseta de tirantes blanca a juego con un cinturón negro de lentejuelas, y unas altas botas de ese mismo color adornadas con pedrería. Sin embargo en Wedmore, no había indicios de que su gente vistiera algo parecido a lo mío. Los escaparates reflejaban un puro estilo a “la Casa de la Pradera”. Sí, estaba segura de que aquel pueblo estaba sacado de un cuento.


 Al final de la calle, me encontré con una alta verja en la que resaltaba perfectamente escrito “Nuestra pequeña gran Lubbock”. Esa casa debería pertenecerme. A mí, o a alguien de mi familia a la que desconocía. A pesar de a las altas horas que nos encontrábamos, decidí tocar el timbre temerosa, pero decidida. Tuve que tocar varias veces debido a que todo el mundo dormiría pero finalmente no hallé ninguna señal de que la casa se encontrase habitada. Tragué saliva, pues aquello era un gran paso  respecto a lo que mi vida fue anteriormente. Decidí sentarme en el suelo, apoyada contra la pared de piedra que al lado había, y mirar las estrellas durante un rato, para despejarme. No me sentía asustada, y eso me extrañó. ¡Se suponía que estaba completamente sola, sin conocer a nadie, sin saber quien era! Eso debería acobardarme, no excitarme. Pero no podía luchar contra ello, la idea me seducía.

 De repente, al mirar sobre la verja y ver el umbral de la casa en el que antes no me había fijado, me vino un recuerdo de manera repentina..[..] Era yo, en mi niñez, corriendo junto a otra chica dirección a la gran verja. Era como si estuviésemos compitiendo. Sí, ¡era eso! Reíamos mientras intentábamos alcanzar nuestra máxima velocidad para llegar a casa pero, cuando ella me adelantó y creyó que entraría en primer lugar, gracias a la velocidad se dio de bruces contra uno de los altos palos de forja que constituían la verja. Tuvo suerte, ya que era una chica fuerte y luchadora a la cual ningún golpe le afectaba. Acabamos la carrera allí, desilusionadas por no poder haber podido entrar hasta el comedor, donde la abuela siempre nos esperaba con sus galletas recién sacadas del horno. Le dije que no se preocupase, y acto seguido me agaché hasta el felpudo, lo retiré hacia un lado y saqué una larga llave gris metalizado, la cual debía abrir la puerta..[..] Rápidamente volví en mí, recorriendo eufóricamente con la mirada todo lo que me rodeaba. Me sentí grandiosamente aliviada al ver ese desaliñado felpudo. Efectivamente seguía allí intacto a pesar de los años. Ese era un detalle curioso ya que al menos, deberían de haber pasado once años.

Esto lo escribí hace algún tiempo, en un antiguo blog el cual dejé en el olvido, pero que hoy al recordar, quise mostrar una pequeña parte de él. Aunque realmente esta solo es una barata excusa para no publicar algo acorde con mi realidad ya que debido a tanto examen y tanta mierda, no tengo tiempo de escribir. 

miércoles, 9 de marzo de 2011

sábado, 5 de marzo de 2011

Vida que se derrumba de la noche a la mañana.

¿Sabéis que a finales de este mes me iba a Madrid tres o cuatro días con el insti, iba a conocer a una gran amiga, e iba a reencontrarme con otras antiguas? ¿Y que en Mayo me iba a ir a Polonia diez días? ¿Sabíais que yo me llevaba bien con mi madre, con mi padre, y confiaban en mí? ¿Sabéis que me sentía afortunada por tener un tío tan guay como el que tengo? ¿Sabéis que... eso se derrumbó ayer? 

Mi tío guay, el que de pequeño había sido un completo cafre, no había estudiado nunca y había estado viviendo dieciocho años en Tenerife, es al cual yo respetaba. Ayer, cuando mi madre entró por la puerta, todo eso se desvaneció. Mi tío, MI TÍO, todavía no me puedo creer que me delatase. Al parecer le contó a mi madre que fumaba, y que el otro día me vio por la calle con una par de amigas mías y litronas en mano. [Esto segundo ha de ser completamente imposible ya que yo no he bebido de una litrona en mi puta vida. Es más, detesto la cerveza.] Pero centrémonos en el tabaco. 
Con una confusa mirada, mi madre me preguntó que si fumaba, se lo negué y me dijo que había registrado MI mochila y había encontrado un paquete de tabaco. [Genial, esa amargada sin vida propia me controla.] Le dije que era de una amiga y tal y bueno, finalmente acabó sin darle más vueltas al tema. Esta mañana, la gota le ha colmado el vaso. [Tiempo atrás a mi madre se le rompió su móvil y yo le presté el mío antiguo.] Al parecer, al entrar en las fotos ha visto una en la que sí, yo salía metiéndole una calada a un cigarro. Me ha pedido que se lo explicase y haber, ¿ya que puta excusa iba a inventarme? -Pues sí mamá, fumo porque me da la gana.- Joder si vieseis el mundo que ha echo de esa jodida frase. ¿Que maldita respuesta esperaba? Me ha echo sentir como una mierda y como imaginaréis, puedo olvidarme de salir, de ir a Madrid, de ir a Polonia y de cambiarme de instituto el año que viene. Ala, ZÁS, adiós vida. Aún sigue de morros pero bueno, espero que su diminuta capacidad de razonamiento llegue algún día a entender de que por mucho que me quite, yo haré con mi vida lo que me plazca. Si quiero beber, bebo. Si quiero fumar, fumo. Si quiero joderme la vida, me la jodo. Porque al contrario de lo que ella piensa, aunque yo sea menor, mi vida no le pertenece a nadie.
 
 ¿Pensabais que solo me ocurría esto? Já. Para colmo también registró mi monedero y encontró un ticket de la farmacia con mi peso. –Que sepas que de aquí en adelante se te ha acabado la comida especial, de aquí para adelante comes lo que yo te ponga. Y si no, te llevo a hablar con la médica, y si no, vas directa al psicólogo.-  Si ya con la movida de antes me había privado de todo, cuando se de cuenta de que no pienso comer absolutamente nada de lo que me ponga en el plato, no se que hará. No, realmente no lo se. Porque hasta mi padre me ha quitado la batería del móvil…

STAY CALM, CUT YOUR VEINS, AND FUCK LIFE.

viernes, 4 de marzo de 2011

Secretos sin importancia.

     1.       Estoy acostumbrada a mentir. 
2.       No me gusta el verano porque me odio en bikini. 
3.       Hago daño a posta.
4.       Uno de mis mayores hobbys es el de manipular los sentimientos de los demás. 
5.       Digo la verdad siempre que lo creo oportuno.
6.       En este blog no he mentido en ningún momento. 
7.       Pero como antes he dicho que tengo tendencia a mentir, tal vez no esté diciendo la verdad. 
8.       No soy emo, pero me he cortado en varias ocasiones. 
9.       Tengo problemas con la comida. 
10.   Llevo tres años intentado dejar de comerme las uñas pero no lo he conseguido. Aún. 
11.   Odio a mi mejor amiga. 
12.   A pesar de que nunca se lo dije, siempre estuve enamorada de mi ex. 
13.   Digo muchos "TE QUIERO" sin sentirlos, simplemente por mera educación.

Mañana es la fiesta de Carnaval.

Es viernes y odio los viernes. Llueve y amo la lluvia. Llueve y mi madre viene a buscarme en coche a clase. Mi madre tiene este detalle, y la amo. Al llegar a ella veo que una de mis queridas y adoradas amigas está junto a ella. Yo sola deduzco que la muy perra se arrimó a ella solo porque no tenía paraguas. Lo deduzco, y acierto. Pienso en hacerle la zancadilla aprovechando que tiene muletas, pero no lo hago. Finalmente la llevo en coche hasta su casa, y me despido con una falsa sonrisa de ella. Pienso, muérete, pero no lo hace. Llego a casa, hay cocido para comer, y la que muero soy yo. 

 Bien señoras y señores, hoy a primera hora, para empezar el día con ganas, he tenido clase de lengua con la adorada profesora que años atrás me hizo llorar. Iba a comenzar con el modernismo, e intentaba definir a aquellos escritores. Según ella, eran diferentes al resto de la sociedad y por ello eran frikis. He de comentar que esta, nuestra jefa de estudios detesta que etiquetemos a las personas con apelativos deteriorativos. El caso es que todo el mundo miraba hacia mi y eso me hacía sentirme importante, gracias.  

Después de esta pequeña información, me dispongo a escribir un par de secretillos sobre mi vida. Total, ¿quién me conoce? 

jueves, 3 de marzo de 2011

Retales de pasado.

Llevo un rato dándole vueltas a sobre que escribir, y finalmente he decidido abrir mi pequeña libreta de secretos ya que seguro que ahí veo algo sobre lo que mi mente empiece a pensar automáticamente. Pero después, un chico me dijo que contase algo sobre mi actitud en el insti y sus personas. Bien, veamos que os puedo relatar:

Estoy en cuarto de la E.S.O. arrastrando mis maravillosas mates de tercero, soy inteligente pero no estudio y apruebo a base de chuletas. Soy lo que se podría decir, la tía más corriente del universo. Soy la friki de clase por la única razón de que los pijos y la cani de clase lo decidieron así y bueno, me gusta reírme de ellos. Juro hacerlo inconscientemente, pues las borderías y contestaciones me salen sola, mecánicas.

 Paso las horas dibujando sobre las mesas, durmiendo, copiando deberes de próximas horas, masticando chicle o asesorando a mi querida compañera sobre sus relaciones sentimentales. He de decir que siempre odié que se criticase a una persona sin conocerla previamente, pero yo lo hice con ella. Lo siento ya que, en el fondo si no fuese por ella mi día a día en clase sería una gran mierda. Le estoy enseñando a escribir correctamente, y a hacer muñequitos de budú con papel. Bueno no espera, yo tampoco sabía como se hacían y finalmente en vez de hacer un muñeco, hice una tortuga. No importa, aprendió a volar saltando por la ventana.

 Siempre he tenido problemas allí dentro, y estoy deseando acabar este año para pirarme. Recuerdo que en primero amargué –inconscientemente- a una niña de clase. En segundo comencé a hacerlo conscientemente, tuvo que estar en tratamiento psicológico, y mientras tanto mi tutora, la que se supone que debía ser la que se preocupase por mi y tal, me amenazó con ponerme con el jodido culo en la calle si seguía así. Pensé en pillarla en la calle, reventarla y después si le quedaban cojones, que se lo contase a su puta madre. Finalmente me conformé con destrozarla psicológicamente ya que la violencia física nunca me ha gustado. En tercero, bueno chaval, en tercero fue una puta movida. Había otra chica, no recuerdo si dos o tres años mayor que yo, la cual siempre andaba sola. Por caridad le ofrecimos que pasase los recreos con nosotras y bueno, una cosa llevó a la otra y quiso hacer vida social fuera de clase con mis amigas y conmigo. Llamadme fría, pero no consentí que mi grupo aumentase. Esta girl de la que os hablo, perdió a su madre de pequeña y bueno, está tocailla de la cabeza. Sí, amenazó con suicidarse. Creo que nunca lo dije ya que esta solo es mi segunda entrada, pero si hay algo que odio con lo más profundo de mi ser, es a la gente que intenta llamar la atención a cualquier precio. Pasó el tiempo y movida por aquí blablá, movida por allá bleblé… Se descontroló, un día de buenas a primeras entró en mi clase, y me pegó. Sí, muy probablemente me lo tuviese merecido, pero a mi no me humilla ni Dios, y menos delante de todo el mundo. Que no me gustaba la violencia física ya lo comenté así que bueno, la separaron de mi y huyó. ¿Maltrato psicológico? Creo que ya os habréis percatado de que es mi perdición. Suelo ser observadora y estar atenta a los puntos débiles de la gente y bueno, el suyo era su madre, su madre muerta. Echadle imaginación, odiadme, dejad de leer mi blog si queréis, no me importa. Esta es mí jodida libertad de expresión.


[DATO A CONOCER: Nunca suelo releer mis entradas antes de publicarlas. ]

Ideas sin organizar.

 - ¿Quién te ayudó a hacer este trabajo?
- Lo hice sola profe.
- Dime quién te ayudó. Tranquila, por ser la primera vez no pasará nada. 
- Lo hice sola, de verdad.
- Ummm... ¿segura? Estas frases no están acordes a una chica de tu edad.
- Acordes o no, están escritas por mi, se lo aseguro. 

Años después, aún recuerdo como esa profesora se obsesionó con mi forma de expresarme mediante el papel. Desde aquel día con brillantes calificaciones en sus trabajos, sigo suspendiendo sus exámenes. No, tampoco cabe en mi cabeza que pudiese hacer llorar a una simple niña de doce años, que eran los que yo tenía por aquel entonces. Componía bellos poemas, y realizaba hermosas narraciones las cuales bajo su criterio, todas eran copiadas de internet. Aún así, la respetaba. Lo hacía hasta que de repente, comencé a odiarla. Juré aprobar su jodida asignatura, y estoy fallando en mi intento.



- Sabes tan bien como yo que no la quiere, solo la utiliza.
- La quiere, estoy segura de ello.
- ¿Quererla? Já, tan solo es una cría. Me ama a mí, y eso te molesta.
- Eres una estúpida cría que no conoce nada, que simplemente es una hipócrita.
- Hazte a la idea, no la quiere.
- Es mi amiga, y no permitiré que nadie le haga daño.

Días después, había perdido toda pista sobre mi amiga. Pregunté al que fue su novio, removí cielo y tierra para encontrarla, hasta que finalmente su puñalada atravesó mi espalda con fiereza. La zorra era yo, por haber echo que el amor de su vida se enamorase de mí. Lo era porque simplemente ella, una cría fácilmente manipulable, se había dejado llevar por los demás. Aquel día, tras haber perdido una buena amistad, decidí que nunca volvería a confiar en las personas, y nuevamente, estoy fallando en el intento.